sábado, 7 de enero de 2012

La entrevista en el magacín

En radio, como en algunos programas de televisión, los magacines suelen ser de carácter desenfadado y desarrollarse en un ambiente distendido dentro del tiempo y la estructura del propio programa. En los magacines no solo se aporta información a la audiencia más potente de la emisora, sino que también existen secciones dedicadas al entretenimiento. En este caso, una entrevista en la que los locutores mantienen un diálogo en confianza con su entrevistado hace que el radioyente quede enganchado por las simpatías que le aporta el programa.
Aquí tenemos un claro ejemplo, con  Julia en la onda, Julia Oterio (Onda Cero) y un fragmento de la entrevista a Virginia Maestro, vocalista del grupo Labuat.

El programa de radio



Radio antigua y el sistema empleado
 Cuando hablamos de programa de radio, son varios los autores que coinciden en que éste consiste en el conjunto de contenidos emitidos en un tiempo previamente establecido dentro de la programación de la emisora. El programa tiene una duración determinada, así como una estructura unitaria y coherente.

 Otra acepción es la que da Radio Nacional de España en su Manual de estilo para informadores de radio: "En Radio Nacional no hay redacciones ni programas. Hay una redacción y un programa llamados Radio Nacional". 


Entre los rasgos que definen a los programas de radio en general se encuentran:


  • Autodenominación y presentador propios. Como ya dijimos el programa de radio tendrá un título propio y un presentador que conduzca todos sus contenidos. Muchas veces, cuando ya el presentador ha logrado cierta popularidad, el título incluye su nombre o su apellido haciendo que el presentador sea la marca representativa del programa.
  • Debe tener una duración previamente establecida.
  • Dependiendo de la audiencia que tenga, el programa conseguirá hacerse fijo en una franja horaria determinada.
  • Normalmente, los programas suelen tener un diseño y una estructura únicos que los diferencia del resto. Así mismo, su música o sus efectos sonoros suelen ayudar a afianzar su identidad.
  • Cada programa debe tener clara la audiencia a la que quiere dirigir sus contenidos.
  • La integración con el resto de programas de la emisora, es decir, su coherencia con la metodología de ésta es imprescindible.

jueves, 5 de enero de 2012

Modelos de programación en radio según los períodos temporales de referencia:

1. Programación anual:
Es habitual que las emisoras presenten cada año sus programaciones para la nueva temporada. Hay dos períodos diferentes:
1.1. Programación de invierno:
De septiembre a julio. se trata del segmento mas importante del año. Concentran sus mejores recursos y profesionales de mayor prestigio.
1.2. Programación de verano:
Las estrellas de radio se marchan de vacaciones y las sustituyen los suplentes. Suele completarse con espacios específicos centrados en el ocio, entretenimiento y cultura, recuperando a veces los rasgos del modelo mosaico.

2. Programación semanal:
2.1. Programación de lunes a viernes:
Días de audiencia más alta. Las emisoras ponen mas empeño y designan mayores recursos.
2.2. Programación de fin de semana:
Los deportes son preferentes. Las retransmisiones deportivas en directo se complementan con carruseles en los que realizan un seguimiento en directo de las diferentes competiciones (sistema multiplex). Los magacines adoptan un tono arrevistado, los informativos reducen su duración y son puramente noticiosos; con menos información política y mas información de servicio, cultural y deportiva.

Modelos de programación en radio según la estructura de la parrilla:

1. Programación mosaico:
Propio del modelo de radio generalista clásico. La parrilla de programación está integrada por una sucesión de programas de diferentes géneros y de corta duración. Se dirigen a distintos segmentos de audiencia o a una general y heterogénea. Las franjas de mayor audiencia se reservan ara los programas más populares. Los que van dirigidos a un público reducido se emiten en las horas residuales. Los informativos se distribuyen a lo largo del día.

2. Programación por bloques:
Dominante en las emisoras generalistas actuales. Los diferentes programas son bloques con personalidad integrados en un gran programa contenedor, también llamado magacín, que ocupa varias horas de emisión. Conducido por un presentador principal que lo dota de unidad y coherencia. Los bloques pueden tener, además, presentadores específicos. Los informativos pueden incorporarse en cualquier momento de la emisión.
Este tipo de programación tiene una serie de ventajas. Se da una reducción del gasto porque disminuyen los programas diarios, se consigue una fidelización por parte de la audiencia y por ello, una mayor eficacia de la publicidad.

3. Programación mixta:
Combinación de ambas. Recoge los recursos técnicos, humanos y económicos de los magacines, los informativos ocupan los segmentos de mayor audiencia y el resto de horas se cubren con programas de bajo costo.
Se trata de la única salida para las emisoras locales que prefieren una programación de este tipo antes que importar programas externos o afiliarse a otra emisora. El resultado es una parrilla descompensada en la que los programas secundarios quedan reducidos a la condición de mero relleno para garantizar la continuidad de la emisión.

Modelos de programación en radio según los contenidos:

1. Radio generalista:
Conviven una variedad de programas que se suceden a lo largo del día para captar audiencias amplias y heterogéneas. Su contenido es variados y pueden incorporar cualquier tema.

2. Radio especializada:
Su contenido es monotemático y está destinada a un segmento específico de la audiencia.
Nace en Estados Unidos en los años 50 y se consolida entre os años 60 y 70. Su desarrollo está vinculado a la implantación de la frecuencia modulada, la aparición de la juventud como realidad sociológica y el éxito de la industria discográfica. Existen dos variantes:
2.1. La radio temática:
Se da un tipo concreto de contenidos que están destinados a un segmento de la audiencia y desarrollados en diferentes programas de variado formato. Se trata de un modelo similar al generalista pero centrado en un asunto.
2.2. La Radio fórmula:
Satisface las demandas de segmentos de audiencia específicos. La parrilla es reemplazada por un reloj de programación de 60 minutos en el que se distribuyen los distintos contenidos, según una frecuencia que se repite a lo largo de la emisión. La rigidez de este modelo ha hecho que las emisiones opten por utilizar diferentes relojes de programación y que incluyan programas convencionales de mayor duración.

El problema de la financiación en la radio

A medida que iban aumentando las emisiones radiofónicas de forma regular, con horarios y programaciones estables, la venta de receptores iba en aumento. Además, la competencia por ampliar el número de oyentes se intensificaba a la par que el incremento de las horas de emisión. Para ello, las estaciones de radio trataron de mejorar su oferta de programación contratando a cantantes, orquestas e intérpretes dramáticos populares. Éste hecho, junto con las inversiones para mejorar el alcance y la calidad de los equipos de emisión, supuso un importante esfuerzo económico.
A partir de ahí surge la tesitura de encontrar un sistema de financiación estable. Surgieron diferentes alternativas, desde establecer un canon por la venta de cada receptor hasta recurrir a donaciones por parte de los oyentes. Pero pronto se advierte el rechazo del público a pagar por disfrutar del servicio, pero parecía estar dispuesto a aceptar las interrupciones publicitarias a cambio de poder disfrutar de sus programas favoritos.
A comienzos de los años 20 la emisora neoyorkina, WEAF decidió poner a la venta tiempo de emisión para que personas y empresas ajenas publicitaran sus productos y servicios. El 22 de agosto de 1922 sale al aire el primer anuncio radiofónico. Surge así la publicidad en la radio.
Pero pronto aparecieron resistencias. El secretario de Comercio, Hebert Hoover no veía con buenos ojos la "corrupción publicitaria" de unas ondas de titularidad pública. A partir de ahí, para no desatar la ira del secretario de Comercio la mayoría de las emisoras optaron por la vía de publicidad indirecta. Los programas se vendían a los patrocinadores y los nombres de la compañía se unían al del programa, como ocurrió con The Palmolive Hour o Voice of Firestone. La introducción de la publicidad fue progresiva y sutil, y a finales de los años 20 ya se había establecido una radio comercial profesionalizada.

martes, 3 de enero de 2012

ELEMENTOS DEL LENGUAJE RADIOFÓNICO


El lenguaje radiofónico se compone de cuatro elementos: la voz, la música, los efectos sonoros y el silencio.
1. La palabra: La palabra en el lenguaje radiofónico y en el lenguaje verbal no son equivalentes.
El vehículo de transmisión de la palabra radiofónica es la voz. Puede cumplir una doble función:
Función de transmisión de ideas: La voz debe ser clara, distinta, correctamente timbrada e inteligible sobretodo.
Función emocional: Importa más el tono que la palabra. Se transmite un mensaje emotivo que el oyente debe traducir por sentimientos o sensaciones.

2. La música: Es una fuente creadora de imágenes auditivas.
Constituye un elemento integro dentro del lenguaje radiofónico, con una autonomía significativa o semántica.
Está subordinada a un mensaje radiofónico, y convive con los restantes elementos que componen el lenguaje de la radio.
Utiliza frecuentemente la yuxtaposición música-palabra, con el fin de crear una recopilación de connotaciones lingüísticas en la codificación del mensaje transmitido. Para ello, enfatizará aquellos aspectos que puedan ser más atractivos para los radioyentes (no es lo mismo dirigirse a un público adolescente que a un público maduro, ambas generaciones tienen inquietudes, gustos, ideas, etc., diferenciadas y definidas). La forma de dirigirse, el uso lingüístico y el ritmo de la locución siempre van acordes con la música y afines al público interesado.
La música radiofónica puede cumplir distintas funciones semánticas dentro de una misma emisión o en diferentes emisiones. De forma general la podemos clasificar en:
Música radiofónica objetiva: Transmite un concepto o hecho concreto.
Música radiofónica subjetiva: Se utiliza como instrumento de apoyo a situaciones anímicas.
Música radiofónica descriptiva: Se utiliza con el fin de situarnos físicamente en un espacio o ambiente.
La música radiofónica, además, puede desempeñar la función de acompañamiento a la palabra, para enfatizar el contenido semántico transmitido.

3.El silencio: Tiene su propia traducción como elemento sonoro, su significado o contenido semántico procede de presencia o ausencia.
Es capaz, como cualquier elemento de lenguaje, de expresar, narrar, describir, etc.
Es el producto resultante de la ausencia de voz, música, efectos sonoros o sonido ambiente, o sea, cuando existe una ausencia total de sonido.
La utilización de este elemento del lenguaje radiofónico, es muy limitada, debido a que el radioyente no posee la estructura significativa de los códigos del silencio, por lo que en excesivas ocasiones tiende a traducirlo o interpretarlo como un error técnico o un fallo humano.
Normalmente se emplea con una intención psicológica o dramática con el propósito de obtener una respuesta emotiva por parte del radioyente, así, por ejemplo, mediante su utilización podemos representar el estado emocional de una persona, estimular la reflexión.

4. Los efectos sonoros: Los efectos sonoros, también llamados efectos especiales o ruidos (siempre que sean intencionados conscientemente), representan en la radio una realidad referencial objetiva. En un primer momento, se utilizaba de una forma naturalista, esto es, dándole un carácter naturalista, real, de sonido ambiental a la transmisión radiofónica.
Pero, actualmente, el efecto sonoro sobrepasa la función meramente descriptiva para adentrarse en el mundo de las connotaciones significativas. La clasificación de la música radiofónica puede aplicársele a los efectos sonoros: efectos sonoros objetivos, efectos sonoros subjetivos, efecto sonoro descriptivo, y efecto sonoro subliminal.